Etapa para hombres la de ayer domingo. Con un perfil asequible, se nos hizo durísima por el fuerte viento que nos molestó, en algunos casos totalmente de cara, durante buena parte de la jornada.
De salida en La Seta los ya habituales de la grupeta, Constancia Lozano, el Letrado de La Camerta, el Tres Tres (prepárate majo), Pirolín Escalador, Titán de las Cumbres, el Lince del Asfalto y el Tiburón de Las Casas. Algunas otras unidades como Rai El Bárbaro se dan presencia pero deciden muy pronto cambiar de rumbo y pasar sin duda a una mejor vida en la ruta, sin esfuerzos ni dolor. Parece que nuestro querido Rai ya ha superado esa delicada operación allá donde la espalda pierde su nombre.
De otras unidades ni nos acordamos, sólo nos los encontramos en lo bares o por la calle con el perrito de turno y con una más que considerable papada.
De salida, y dada la masiva presencia de ciclistas camino de Corella, cuesta acoplarse, a mi gente les cuesta quitarse la caraja, que si voy, que si espera un poco, que si déjame calentar, hasta el punto de que hay que regresar a buscar al Titán que se había quedado cortado en una de éstas.
Delimitado el grupo a partir del kilómetro 8, la maquinaria se engrasa, se centran los relevos, se acopla el abanico, ¡y a rodar!. Aire de tercio izquierda, molestando aunque se soporta, poco a poco entramos todos al relevo, unos con más ganas que otros, alguno con ninguna y uno que no se le ve, ¡y mira que está orondo!.
Llegamos a Rincón y cogemos carretera de Peralta, el perfil se va poniendo serio y la gente sufre, alguno resopla, muda de color, el ritmo no es extenuante pero va colocando a cada uno en su sitio. Primer traspiés del Tres Tres, relevo exigente que revienta al Lince. Llega la segunda parte de la subida y el Tres Tres toma la manija, tambores de guerra, tira a toda máquina, sólo el Pirolín y el Letrado siguen su rueda (El Tiburón dice que se queda a esperar je, je). Como buenos licaones lo rematan en la última rampa. El Tres Tres estaba empezando a escribir su epitafio.
Reagrupamiento y bajada por Funes. Ahí el Lince es imbatible, deja de rueda al Tibúrón a pesar de sus progresos en los descensos, vemos como en cada 100 metros ya sólo le saca unos 70.
Desde Funes carretera y aire apta para rodar a velocidad holandesa. Mi buen amigo Joaquim Van Bution hubiera gozado en esta suerte sobre el asfalto. Aire de culo no quiere decir que uno no se va desgastando ¿verdad Tres Tres? El ritmo implacable y atroz va menguando sus justillas fuerzas. Para colmo no consigue taparse adecuadamente. Dice que un tal Lince le quita siempre del sitio y que él no cabe donde se mete el Lince, que tiene un perfil volumétrico que quita el hipo. En fin Tres Tres, eso se aprende con los años y p'a tu suerte, aún eres muy yogurín. Si te sirve de consuelo, nadie hemos aprendido del todo aún a no ser desplazados por el Lince dentro de la grupeta cuando éste quiere ocupar tu lugar.
El caso es que el Tres Tres se nos vació, alguno tampoco iba muy sobrao que se diga, pero el Lince no se separó un palmo (salvo en las subiditas de Peralta), del núcleo del grupo. Nos han informado de que una importante casa de edredones le ha hecho una sustancial oferta porque dicen que es quien mejor puede explicar como taparse.
En Castejón giramos hacia Alfaro y la penuria se instala en el grupo. Aire de 60 km/h de cara, relevos cortos y al límite, velocidad de crucero y peleando por mantenernos en pie.
En Alfaro tenemos un altercado con la fuerza del desorden púbico, (perdón, en que estaría pensando) del orden público, nos hemos saltado un semáforo. El culpable, EL LINCE sólo fue en la etapa 100 metros el primero del grupo y fueron los del semáforo. Os podéis imaginar la discusión del Lince con los beneméritos agentes. En fin, de traca, acerca de si la bici es o no un vehículo, si tiene no se cuántos apoyos en el asfalto, bueno, bueno...
Dimos la etapa por amortizada, llevábamos ya un moribundo al que no podíamos forzar un ápice porque se nos quedaba de rueda hasta cuando paramos en la gasolinera.
Así las cosas, me indican que tome la media en Alfaro, algún día me la van a hacer tomar en La Seta pero en fin, el caso es que la ruta se hizo a 33,8 km/h, aunque a Cintruénigo merced al paseo desde Alfaro llegamos a poco más de 32 km/h.
Luego os cuelgo una fotografía tomada en la jornada de ayer de la grupeta reparando un pinchazo del Tres Tres (de la rueda me refiero, el otro pinchazo vendría luego). El habilidoso Titán volvió a hacer de Santamaría ( lo más veteranos recordaréis a este ilustre y malhumorado mecánico cirbonero).
Saludetes.
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